Nápoles, lugar de nacimiento de la gran Sofía Loren y tercera ciudad más importante de Italia, se presenta como uno de los destinos más atractivos para visitar en las próximas vacaciones o en un fin de semana de escapada. Desorganizada, caótica, pero con un encanto, gastronomía y gentes inconfundibles, un lugar hecho para ver y hacer muchas cosas, pero ante todo, una ciudad para sentir y liberarse.
A la sombra del Vesubio, Nápoles es una ciudad llena de tesoros. Destacan el centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la zona de las colinas del Vomero, el Palacio Real de Capodimonte, el hermosos paseo marítimo y Castel Nueovo. Claro que una visita a la ciudad sería incompleta si no visitamos las famosas ciudades de Pompeya y Herculano, ambas sepultadas por la lava del Vesubio en el año 78 DC. Sin lugar a dudas, algo único e inolvidable, dos ciudades completamente intactas en las que el tiempo se detuvo justo en el momento en el que se dio la catástrofe.
Para trasladarnos hasta Nápoles, una de las opciones más económicas es viajar hasta Roma en avión y después coger un tren hasta Nápoles puesto que cada día hay más de treinta trenes entre las dos ciudades y un vuelo directo a Nápoles es más caro. Compañías aéreas de low cost como Vueling o Ryanair ofrecen vuelos hasta la capital italiana entre los treinta y cincuenta euros. El alojamiento napolitano puede ser también muy barato si reservamos con suficiente tiempo de antelacióny elegimos bien, con hostales y albergues cuyos precios oscilan entre los 15 y los 20 euros, siendo el caso del Hostel Pensione Mancini o el Hostel and Hotel Bella Capri.
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