Una de las visitas más impresionantes a poca distancia de Barcelona es sin duda la de Montserrat, una montaña esculpida de forma singular en la que se halla la famosa abadía benedictina Mare de Deu de Montserrat, en la que se rinde culto a la también conocida “Moreneta”. Es un lugar que combina cultura, naturaleza y espiritualidad.
Para llegar hasta allí podemos acercarnos hasta los pies de la montaña en coche o tren y después tomar el funicular, que asciende a través de la montaña a este peculiar enclave.
Montserrat es todo un símbolo dentro de la cultura catalana. Ya en tiempos, los monjes del santuario desafiaron las prohibiciones franquistas celebrando ritos en catalán, y su monasterio dio refugio a numerosos nacionalistas catalanes que permanecieron en clandestinidad hasta la muerte del dictador.
En el apartado cultural, la abadía dispone de una biblioteca con casi 300.000 volúmenes, además de una escolanía de niños cantores y un museo que alberga desde obras de el Greco, Dalí o Picasso hasta una momia egipcia.
En 1987, el macizo fue declarado Parque Natural para salvaguardar su peculiar perfil geológico, su flora de bosque mediterráneo y su fauna, que incluye especies como lobos, ciervos, corzos y grandes rapaces han ido desapareciendo. Dentro del parque hay marcados diferentes itinerarios con diversos grados de dificultad que permiten apreciar con más detenimiento la naturaleza del entorno.
Montserrat es también un lugar ideal para practicar el alpinismo. En la actualidad existen numerosas vías abiertas a la escalada con diferentes niveles de dificultad. Los guardas de los refugios disponen de toda la información al respecto.
El santuario celebra su festividad el día 27 de abril, aunque las celebraciones suelen comenzar la tarde del 26 con actuaciones musicales, lecturas y cánticos de salmos, seguidos por una misa. La comunidad de Montserrat está formada en la actualidad por más de ochenta monjes que, como dictan las normas benedictinas, dedican su vida a la oración y el trabajo.
Siguiendo la tradición, el santuario celebra a diario un mercado en el que se venden productos de los pueblos de los alrededores, entre los que destaca el requesón o mató de Montserrat.
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